lunes, 24 de febrero de 2014

Cardio crónico


El ejercicio cardiovascular está considerado la imagen de la salud. Una persona que está corriendo, andando en bicicleta o saltando a la comba nos trae a la cabeza pensamientos positivos. Incluso suponemos que esa persona lleva una vida equilibrada, no tiene enfermedades o se alimenta correctamente. Al fin y al cabo quien tiene una buena costumbre probablemente tendrá muchas otras.

Consideramos la carrera, la bicicleta, el remo, el aerobic, zumba o aquagym como iconos de la buena forma física. Así que hoy toca hablar del cardio crónico, de hacer ejercicio aeróbico de forma compulsiva, simplemente porque sí, o porque nos han dicho que es lo mejor que podemos hacer con nuestro cuerpo, o porque pensamos (nos han vendido) que es el camino de la salud y un cuerpo envidiable.

¿Es esto cierto? ¿Realmente un corredor es una persona sana? Desde luego, tras una pequeña evaluación inicial, pensaremos que sí. Para hacer ejercicio es necesario un mínimo de salud. Pero al igual que ocurre con la alimentación o la medicina, el ejercicio no está exento de dogmas. Y tanto la alimentación como la medicina o el ejercicio deberían ser una parte natural de nuestro bienestar, y no unos procesos dictados por normas artificiales como "debes desayunar todos los días", "toma medicinas para bajar la fiebre" y "haz ejercicio aeróbico con frecuencia". 

Tenemos unos mecanismos para todo ello, aunque han dejado de estar regulados. El hambre existe para que sepas que tienes que comer, la fiebre existe para matar las bacterias que están felices a la temperatura corporal normal. En cuanto a las piernas... Bien, no las tenemos para hacer kilómetros de carreras, sino para movernos, entre otras cosas. No es normal salir a correr porque sí, como una obligación. Está bien hacerlo puntualmente, porque nos hace sentir bien o para salir un poco de la vida sedentaria que podamos llevar, pero nuestro diseño es para movernos frecuentemente a un ritmo lento.

Se nos ha enseñado que debemos hacer ejercicio cardiovascular para mejorar nuestro corazón y para quemar grasa. Con lo del corazón entraremos más adelante. Con respecto a la quema de grasa, las cosas no son tan sencillas. Cuando quemamos las calorías que tenemos almacenadas, una serie de sistemas regidos por nuestras hormonas nos darán la necesidad de comer nuevamente, sea a modo de hambre, ansiedad u otros. La única forma que tendríamos para luchar contra ello es nuestra fuerza de voluntad. Esto puede funcionar a corto plazo, pero finalmente acabaríamos desistiendo, por mucho empeño que pongamos. La naturaleza es más fuerte que el individuo y nuestro cerebro es muy potente, pero las hormonas ganarán la batalla.

En cuanto al tema del corazón, se supone que este tipo de ejercicios ligeros y prolongados son beneficiosos. ¿Hasta qué punto? ¿Por qué hay tantos casos de deportistas jóvenes que tienen una muerte repentina por problemas cardiacos? El corazón es un músculo, pero con particularidades. Una de ellas es que no percibe la fatiga de la misma manera. Cuando vamos al gimnasio a levantar pesas y llegamos al fallo muscular (la sensación de "no puedo hacer ni una repetición más"), probablemente al día siguiente tengamos agujetas. Además, esta extenuación provoca la llamada "supercompensación", que consiste en que durante el reposo (descanso y sueño) el músculo mejorará para adaptarse a ese esfuerzo en ocasiones posteriores. El corazón, sin embargo, puede supercompensarse (fortalecerse) de alguna manera pero ni ocurre fallo muscular (¡no puede permitírselo!) ni siente agujetas. Y así de fácil es que acabe por darse un problema en este órgano: no avisa de antemano.

No estoy diciendo que el ejercicio cardiovascular sea negativo, sino que es beneficioso cuando se realiza en su justa medida. Una cantidad mínima (en comparación a lo que nos han hecho creer) es saludable, pero un exceso es realmente perjudicial. Quienes suelen correr maratones tienen un aspecto poco saludable y son muy delgados, con poca masa muscular. Los velocistas, sin embargo, son todo lo contrario, y se asemejan más a la imagen real de un deportista o persona sana. Puede que no te guste el músculo y prefieras ver un cuerpo esquelético, pero el tejido muscular está generalmente relacionado con una buena salud. Una persona que no esté sana probablemente acabará perdiendo músculo, ya que este es "caro" de mantener para el cuerpo y si tiene otras carencias no se puede permitir mantenerlo.

En cuanto a la duración del ejercicio, hacer 15 horas de cardio por semana (y esto es una media de "sólo" 3 horas diarias de lunes a viernes) es una auténtica barbaridad, y en absoluto recomendable. Para deportistas de élite, evidentemente, esta norma no aplica, ya que tienen otro tipo de vida, de cuidados, alimentación, reposo, controles... Tampoco será sano para ellos quizás, pero igualmente tienen distintas metas que la persona media.

El ejercicio, como muchas otras cosas de la vida, y sobre todo de nuestro cuerpo y nuestras costumbres, es beneficioso a modo de campana de Gauss. Un poco de ejercicio es bueno, y mejor a medida que más se aumente, hasta llegar a un punto óptimo. Una vez superado ese punto, empieza el declive y es perjudicial. Empiezan los síntomas del sobreentrenamiento, la fatiga, cansancio crónico, falta de concentración.

No, el ejercicio cardiovascular en exceso no es sano.

¿Entonces por qué nos sentimos bien después de 2 clases seguidas de spinning varias veces por semana? Si se supone que las sensaciones, hormonas y estados anímicos tienen una función, ¿cuál es en este caso? Bien, esto habría que analizarlo, como siempre, fuera del entorno del mundo actual. ¿Por qué ibas a correr como si no hubiese mañana mientras estabas en tu campamento? Únicamente por diversión (juegos) o un peligro real. En el primer caso, probablemente sería de corta duración. En el segundo caso, lo que ocurriría es que te pararías únicamente cuando tuvieses la certeza de que el peligro había terminado. Esto quiere decir "sigo vivo/a". ¿Entiendes por qué te hace sentir bien? Sí, porque tu vida sigue adelante. Enhorabuena. Ahora no hace falta que le des a entender a tu cuerpo y tu cerebro que cada día te persigue una manada de leones. Por favor.

Esas horas que te pasas corriendo para hacer una maratón, los kilómetros que recorres continuamente sobre una bicicleta, la cantidad de vueltas que haces dar cada día a la cinta de correr en el gimnasio... ¿Realmente te están haciendo bien? Sigue adelante si simplemente te hace feliz, pero deja de hacerlo si tu propósito es la salud. Porque si quieres que tu cuerpo esté en mejores condiciones, es mejor un entrenamiento integral, con un poco de cada y menos de una sola cosa: intenta trabajar tu fuerza, tu flexibilidad, resistencia, potencia... en lugar de poner todos los huevos en la misma cesta. Ahora tienes 20, 30 o 40 años quizás, pero cuando tengas muchos más, verás que ha merecido la pena. E incluso puede que lo notes en muy poco tiempo. 


Mi consejo, un clásico: relájate y disfruta.


Imagen: sfmnews.com

viernes, 21 de febrero de 2014

Viaje de ida y vuelta. Sí, ¡estamos de vuelta!


Hace más de un mes (desde el 20 de enero) que no publico nada. En la página de Facebook dejé un pequeño aviso de que por motivos de trabajo iba a estar ausente una temporada. Por cierto que en esa publicación enlazaba el podcast de Mark Sisson, del que por fin he podido escuchar todos los episodios hasta la fecha.

En el momento del parón no me fue posible explicar mucho más porque de repente todas las horas quedaron ocupadas y ahora por fin tengo un par de días libres.

Este cambio laboral estaba previsto ya desde hace tiempo pero no podía hablar de ello. Ahora que ya es posible, voy a contar un poco y a ampliar perspectiva ya que este blog se llama Paleolítico en Londres, ¿no?

El 20 de enero empecé un curso de formación de tripulante de cabina de pasajeros. Sí, de azafato. Y por ello quisiera aclarar esta terminología. No hay nada malo en decir azafato/a y creo que todos aceptamos esta denominación. Ciertamente lo más visible es que preparemos cafés y hagamos una bonita demostración de seguridad a la que nadie presta atención. Sin embargo el servicio de comida y bebida es más bien algo secundario aunque no deje de ser importante para el bienestar de los pasajeros, los beneficios de la aerolínea y garantizar una presencia a lo largo de la cabina, por ejemplo. Como tripulantes es necesario no solo saber de atención al cliente sino también tener conocimientos de primeros auxilios, conseguir muchos permisos en regla (como el de estar "limpio" a nivel legal), guardar la cadena de mando, operar partes de la cabina del avión (el simple hecho de abrir o cerrar una puerta exige una calificación y formación previa de varias horas), saber cómo actuar en caso de emergencia, conocer el equipamiento de seguridad, etc. Además hay una serie de procedimientos a seguir de forma precisa. Algunos de ellos los establece la compañía, otros son a nivel europeo, otros nacionales. Por suerte, gracias a circunstancias personales previas, conocía estos detalles de antemano y sabía que iba a tener que servir muchos cafés pero tampoco ignoraba estas otras funciones.

El curso ha sido muy intenso. Cuando no había clase, simplemente había que estudiar. Las horas de sueño eran escasas (generalmente 6 o menos al día) y las opciones a la hora de comer eran muy sanas desde el punto de vista convencional pero muy poco paleolíticas. Y como el supermercado más cercano estaba a casi una hora caminando he sobrevivido gracias a conservas, ensaladas preparadas y similares. Siempre hay que buscar la mejor opción aunque esta no sea precisamente buena. En ese momento, y como algo puntual, mis prioridades eran otras en lugar de la comida. En cuanto a deporte, este fue también casi inexistente, a excepción de pequeñas carreras a las 6 de la mañana, algunas de las cuales eran sprints en intervalos. También ha habido tiempo para risas y además he conocido personas de otras partes de Europa. Estas personas son ya importantes para mí, después de esta especie de gran hermano que hemos vivido juntos durante varias semanas.

Recientemente he empezado a volar. Así que si vienes a Londres alguna vez, quizás nos veamos en el aire o en el aeropuerto.

¿Qué decir del nuevo trabajo? Pues solamente cosas buenas. La gente es muy maja y ayuda mucho, los vuelos son amenos. Me siento cómodo en el avión y los demás lo notan. Es verdad que trabajo mucho, pero no me importa. Una de las razones por las que estoy en este país es porque el trabajo duro se valora, y este caso no es una excepción.

Dicen que es un trabajo muy poco sano. Es probable. Los turnos rotativos con horas intempestivas, la compresión/descompresión, la excesiva radiación solar y otros factores pueden influir negativamente en el cuerpo. Mi opinión es que un trabajo que te hace feliz es más sano que lo contrario. El estado anímico y hormonal ocupan lugares muy importantes a la hora de vincular trabajo y salud. Siempre me han gustado mis trabajos y he sido muy feliz en ellos, pero en este siento que puedo dar el 100% y, de alguna manera, que estoy diseñado para hacerlo. Puede que sean tonterías, pero siento que estoy haciendo lo correcto en el momento oportuno.

Hay algo que me ha llamado la atención sobre las costumbres de la gente a la hora de comer. Incluso en los vuelos cortos, los compañeros suelen comer en todos ellos. Bien es cierto que las creencias populares insisten en que comamos cada 3 horas, unas 5 veces al día, pero incluso una compañera muy delgadita y poquita cosa decía que si no comía cada poco se moría de hambre. Claro, ¡como que se pasaba el día comiendo sándwiches!, con sus correspondientes subidas y bajadas de azúcar (¡allá vamos!). Es verdad que era una chica delgada pero probablemente desarrollando una resistencia a la insulina que en unos años le pasará factura.

Y de mí hay algo que sorprende a todos. Es cuando les digo que prefiero no comer. Hablar de la dieta paleolítica y el ayuno intermitente no me parece adecuado ante personas a las que veré ese día nada más y cuya reacción será probablemente darme lecciones de moral. Disculpen, compañeros, pero he leído la ciencia y ustedes han sido engañados por los medios de comunicación y por sus propios médicos.

El día de mi evaluación, la formadora me insistía en que comiese porque "nunca se me ha desmayado nadie y espero que no seas el primero". Era adorable, todo hay que decirlo, y llegamos al acuerdo de que bebería mucha agua (cosa que ya iba a hacer sí o sí). También llegamos al acuerdo de que soy "apto", ¡por supuesto! Por mi parte le dije lo mismo que a todos: "he comido un montón antes de venir". ¡Mentira!

En todo este período también me he cambiado de casa para estar mejor comunicado con el aeropuerto, aunque sigo viviendo en Londres. También he hecho una escapada a España en unos días libres para poder ver a familia y amigos.

Y ya dejo de contar mi vida, que tengo muchas cosas pendientes de las que hablar. Probablemente la primera de ellas será el cardio crónico. Lo haré en cuanto pueda, porque aún estoy poniéndome al día en mi vida personal y otros asuntos del nuevo trabajo como lavar uniformes y seguir estudiando mis funciones (hay varias posiciones en el avión y de momento he ocupado una nada más). No todo es glamour, ¡oigan! Mientras tanto, se admiten sugerencias.

Bienvenidos/as de nuevo y gracias por leer.


Imagen: www.imagenesyfotosde.com