jueves, 30 de mayo de 2013

Regla 4. Levanta cosas pesadas.


Otra regla más para el lote. Aunque "levantar cosas pesadas" suena duro, no lo es tanto. En nuestro día a día evitamos coger peso bajo cualquier circunstancia. Si bien andar cargados no es bueno, tampoco lo es no hacerlo en absoluto. Tu cuerpo está preparado para coger peso, para mejorar al hacerlo y lo necesita. No es plan de que hagas lo mismo que el señor de la foto, pero sí que puedes incorporar ciertos movimientos a tu día a día.

Cambiar los muebles de sitio o llevar una maleta son ejemplos de lo que comentamos. Pero estas tareas no las hacemos con frecuencia. Hay otros gestos ordinarios que sí podemos modificar. Por ejemplo, en el supermercado, ¿realmente necesitamos un carro? A veces es suficiente con una cesta que nos hará llevar algo de peso. Si este es demasiado, por supuesto opta por un carro, que tampoco es cuestión de sufrir o dañarnos la espalda.

No tengas miedo de levantar algo, pero recuerda que debes hacerlo de forma correcta. Esto es, de cuclillas, con las piernas separadas y la espalda recta. Para elevarlo has de mover las piernas, no la espalda. Los músculos de las piernas son extremadamente fuertes y resistentes. Podrás sorprenderte viendo lo que eres capaz de levantar de esta manera sin un esfuerzo excesivo. La forma correcta de levantar peso no se debe confundir, por tanto, con el ejercicio de peso muerto rumano, que tiene otra función.

En el caso de que hagas algún entrenamiento de fuerza, con pesas o máquinas, es recomendable que sea corto. Lo ideal es que tus sesiones no pasen de 30 minutos y han de ser siempre de menos de 1 hora. Este tiempo debemos aprovecharlo para que las sesiones sean intensas. De esta forma aplicamos la expresión "darlo todo", sin medias tintas. Al gimnasio se va a entrenar, no a mirar las musarañas. Evidentemente los descansos entre series son necesarios, pero perder el tiempo no lo es.

Mi aplicación particular de levantar cosas pesadas se ciñe casi exclusivamente al entrenamiento en el gimnasio. Suelo hacer 3 sesiones semanales de 30 minutos. Mi forma de organizarlas es por grupos musculares, entrenando pecho, hombros y tríceps un día; piernas, otro día; y espalda y bíceps otro distinto. En otros momentos de mi vida he entrenado incluso 5 veces por semana y en algunas ocasiones durante más de una hora al día. La aproximación actual me parece más sana, adecuada, y aprovecho mejor el tiempo debido a su corta duración. 3 sesiones semanales permiten dejar al cuerpo descansar días alternos y esto es beneficioso para la recuperación de una sesión y el buen rendimiento de la siguiente. Por supuesto, cuando surge la posibilidad de levantar algo, me apunto a ello. En el que ya es mi ex trabajo como camarero, me gustaba llevar las cajas de bebidas o de palillos (orientales, de los comer, no de los dientes, que pesan bastante) del almacén a la barra. También disfrutaba comprobando los chicles de las mesas. Esto consiste en agacharse para ver si hay algún chicle pegado en los bancos/mesas. Yo lo solía hacer apoyando los pies en el suelo y las manos entre dos bancos, haciendo como unas flexiones de pecho. Así, la "cosa pesada" es mi propio cuerpo, ya que una forma válida de entrenamiento, además de con pesos externos, es cargando con uno mismo, aunque eso es harina de otro costal (que expresión tan poco paleolítica me ha quedado).


Imagen: agymlife.com

lunes, 27 de mayo de 2013

Adapta tu vida a los cambios


No nos gustan los cambios. Nos echamos a temblar al oír que va a haber cambios en la empresa o en una norma. Pero los cambios no tienen por qué ser malos. Generalmente el cambio es positivo porque, aunque en principio no lo sea, siempre podemos aprender una lección de ello. Además es parte de la naturaleza. El término "evolución" lleva implícito "cambio". No puede haber una evolución estática: no sería tal.

La vida se mueve a través del cambio. Pensemos, por ejemplo, en la tecnología, que es un ejemplo muy fácil. Recordemos que hace 10 años casi nadie tenía teléfono móvil u ordenador y hoy son casi imprescindibles. Quien hoy en día no sepa usar un ordenador está más lejos de la Administración, de la información, de lo social... Resistirse a usar estas herramientas acabará por ser un impedimento para llevar una vida diaria normal. Hasta para renovar el DNI o ir al médico podemos pedir cita por internet, por ejemplo. Lo mismo ocurre con las operaciones o consultas bancarias. No estoy apoyando la sustitución de lo tradicional por lo tecnológico, sino aceptando que esa transición está ahí, todos los días, y va a más.

Toda esta introducción es para contar un caso personal que recientemente he recordado. Cuando empecé a trabajar como camarero hace unos meses, hubo ciertos cambios, pero no suficientes adaptaciones por mi parte. De repente pasé de un estilo de vida más bien sedentario a tener una actividad moderada unas 30 horas por semana, corriendo por el restaurante. Hasta aquel momento me mantenía activo gracias a las sesiones de gimnasio, las pequeñas carreras (unas 2 o 3 horas por semana) y pequeños hábitos como caminar a menudo. Nunca he temido al movimiento y además necesito actividad para saciar mi veloz reloj interno. Siempre encuentro algo que hacer.

Tras este cambio en mi rutina, decidí también cambiar mis entrenamientos. Los ejercicios cardiovasculares y las carreras se acabaron puesto que empezaron a ser parte de mi trabajo y con una duración mucho mayor que antes. Nunca he llegado a tener la sensación de un cansancio crónico, sino que normalmente me recuperaba de un día para otro, como debe ser. Sin embargo, hubo un cambio que no gestioné bien. Se me escapó que, ante tal aumento de la actividad física, debería haber aumentado también mi consumo de proteína. Este es un tema tabú porque hay quien dice que consumir demasiada proteína afecta negativamente a los riñones o al hígado. No sé qué creer, la verdad, porque he leído mucha información al respecto y resulta bastante contradictoria, pero mejor prevenir. En lo que sí parece haber consenso es en que una persona activa debe consumir más cantidad de este macronutriente que otra más sedentaria. Al mantener estables los niveles de proteína consumida pero incrementar la actividad física, el nivel de proteína pasó a ser proporcionalmente inferior al anterior. Tras un tiempo en el trabajo perdí bastante peso y mucho de este peso era, por supuesto, grasa. Sin embargo, debido al error de no reequilibrar el consumo proteico, acabé por perder también bastante músculo.

Aunque la pérdida muscular no es tan sencilla como muchos creen, sí que ocurre. Ante un déficit calórico y otras circunstancias, perdemos peso. Si este déficit no es muy acusado y, a la vez, cuidamos lo que comemos, perderemos grasa, ya que la función de esta es, precisamente, actuar de reserva y aportar energía al cuerpo en caso necesario. El problema estriba en que el músculo es muy activo metabólicamente, demanda mucha energía. Esto significa que, en términos de conservación de tejidos, el muscular le sale más "caro" que el graso al organismo. Si algo interfiere en este proceso, el cuerpo acabará también por "comerse" al músculo y así mata dos pájaros de un tiro, ya que por un lado obtiene energía y por otro lado reduce el consumo de la misma. Es como cambiar una bombilla ordinaria por una placa solar con una bombilla de bajo consumo.

Volviendo al caso, llegó un punto en el que noté que mis entrenamientos no eran tan eficientes. La reducción no había sido muy notable así que la achaqué a un pequeño incremento del cansancio debido al trabajo. Posteriormente, evaluando otros factores y tomando perspectiva, me di cuenta del error que estaba cometiendo a nivel alimentario. Me pareció garrafal, así que decidí corregirlo aumentando la proteína ingerida. Pasado el tiempo he comprobado que, efectivamente, este ha sido el motivo. Lamentablemente todavía no he conseguido recuperar todo el músculo perdido porque este proceso es muy lento. Eso sí, he recuperado la grasa. Gracias, vacaciones y descarrilamientos de la paleo dieta (like a girl gone wild), me habéis recordado que he de seguir por el buen camino.

En este intento por volver a estar en el mismo punto, he decidido hacerlo con calma. No más rutinas de volumen y definición, no más sube y baja. Ahora prefiero mantenerme en un punto estable con una evolución a largo plazo, más segura, más sencilla aunque lleve más tiempo. He comprobado en varios ámbitos que es mejor hacer las cosas bien desde un principio que hacer una chapuza y luego arreglarla. Hoy por hoy mi cuerpo no es como me gustaría, pero ya llegará, que la prioridad es la salud. Lo que tengo claro es que no voy a subir de peso a propósito durante el invierno para destaparlo corriendo antes de que llegue el verano. No es sano, no es natural y exige cierta planificación. Cierto es que tampoco me parece complicado hacerlo, es sólo que ya no me siento de esa manera.

Espero que comentando mis errores puedas mejorar o evitar los tuyos. A mí me servirá como recordatorio de como hacer las cosas. Evalúate. Adáptate. Mejora. Amplía tu zona de seguridad. Estamos en ello.


sábado, 25 de mayo de 2013

Receta paleolítica: leche de coco


Hace un par de días me animé a hacer leche de coco en casa de mi madre. No sólo probé el resultado, sino que ella también se apuntó a prepararse un café. Ambos quedamos satisfechos así que es momento de compartir la receta. Está hecha con coco rallado, aunque lo ideal sería con la carne del coco fresco y usando su propia agua. Lo único que necesitamos es el coco y agua caliente, midiendo un vaso de coco por dos de agua. El proceso es extremadamente fácil.


1. Mezcla los ingredientes y pásalos por la batidora un par de minutos.
2. Cuela la mezcla.
3. Déjala enfriar. Aguantará por unos días en la nevera.



Para el paso 2, aunque el colador que no sea muy tupido funcionará correctamente. Si lo prefieres, puedes usar un paño para estrujar mejor la mezcla y a la vez evitar que se cuelen. partículas de mayor tamaño. En cuanto a la batidora, sirve una de mano o de vaso (americana) aunque me imagino que la segunda será más adecuada. 

Una vez hechos todos los pasos tendremos 3 productos:
· La leche de coco que hemos conseguido.
· El residuo que hemos dejado. Principalmente se trata de la fibra del coco. Se puede utilizar para postres, para hacer tortitas, para hornear... El sabor no es tan intenso como el del ingrediente original así que lo puedes usar para recetas que no requieran un sabor muy fuerte. ¡O anímate a hacer pruebas!
· ¡Aceite de coco! Además es aceite virgen aunque tendrá algunas impurezas. Este aceite será la capa dura que se forma sobre la leche de coco. Es como la nata de la leche. Al dejar enfriar el líquido que habíamos colado, la leche (parte acuosa) y el aceite (parte grasa) se separarán por decantación. Dependiendo de como hagas el proceso puedes obtener muy poco aceite o quizás una generosa cantidad. A mí me ha sorprendido porque era más de lo esperado. Y ya que el aceite de coco es bastante difícil de encontrar al menos por esta zona, ya tenemos forma de obtenerlo. Recuerda que la temperatura de fusión del aceite de coco es de unos 20ºC así que dependiendo del calor que haga estará líquido o sólido.

Si quieres probar algunas variaciones de esta receta prueba a añadir vainilla y/o canela desde el primer paso. También puedes querer endulzarla antes de guardarla así que puedes incluir stevia, sirope de arce o miel. Igualmente es posible jugar con las proporciones de agua para obtener una leche más o menos espesa.

La leche de coco no es un sustituto de la leche de vaca. La eliminación de la leche en la dieta paleolítica no es para buscar sucedáneos. Los aportes nutricionales no se parecen, pero sí podemos dar usos similares, como el de preparar café que comentaba al principio o simplemente como bebida.

miércoles, 22 de mayo de 2013

¡Por fin! La receta de paleo pizza más sencilla EVER


Hacía mucho tiempo que había prometido escribir sobre esta receta. Antes de empezar, pido perdón a todos mis amigos italianos o afines. Escribo estas líneas desde mi total respeto y admiración a la cocina de ese país. El propósito de las modificaciones aquí expuestas es para dar cabida en la dieta paleolítica a un sucedáneo muy aproximado de aquello a lo que llamamos pizza en España. El resultado, a pesar de lo sencillas que son estas instrucciones, es más que aceptable. He de decir también que esta modalidad no es la que hizo mi madre ayer y que publiqué en mi Facebook personal.

En internet se pueden encontrar montones de recetas de espaguetis, pseudo arroz y pizza adaptadas a la dieta paleolítica. Las de pizza, generalmente, llevan bastantes ingredientes pero mi versión es mucho más sencilla. Lo que nos importa para elaborarla es principalmente la base, puesto que originalmente es de trigo, un ingrediente neolítico. Este trigo se puede sustituir por plátano, coliflor, aguacate, coco, almendra o varios de los anteriores, dependiendo de la receta. Según la sustitución que se realice, también es distinta su elaboración. Yo prefiero hacerlo con almendra porque es fácil de encontrar y no aporta un sabor concreto. El procedimiento se mantiene sencillo. Lo que pongamos sobre la base dependerá de cada uno, pero es fácil que sean ingredientes paleolíticos, ya que las verduras, carne y pescado lo son.

Para la receta que aquí presento he hecho una salsa de tomate casera. Está hecha a base de tomate fresco previamente triturado y mezclado con un poco de perejil. Es tan sencilla de preparar como echar el tomate a la sartén y dejarlo calentar hasta que se reduzca quedando ligeramente espeso.

Ingredientes para la base:
· 2 huevos medianos.
· 100g de almendra molida.
· Opcional: media cucharadita de bicarbonato y 1 cucharada de aceite de coco.

Preparación:
1. Calienta el horno a 180º.
2. Mezcla bien los huevos con la almendra y el bicarbonato (en caso de que lo incluyas). El resultado ha de ser una papilla más que una masa. Si no está bastante espesa, echa más almendra.
3. Si añades el aceite de coco, derrítelo primero y a continuación mézclalo con lo anterior.
4. Coloca un papel de horno en la bandeja y pon la "masa" sobre él. Cúbrela con otro papel y estira (con tus manos o con un rodillo) consiguiendo una capa de medio centímetro. Esta será la base de nuestra pizza.
5. Retira el papel superior e introduce en el horno durante 30 minutos o hasta que veas que los bordes están dorados y la masa, firme.
6. Una vez lista la base, sácala del horno y añade el tomate y aquello que desees para dar completar tu pizza. En este caso he puesto simplemente unas anchoas, que son una delicia con esta receta y la mantienen sin complicaciones.
7. Vuelve a poner la bandeja en el horno para terminar la cocción. Dependiendo de lo que añadas, tendrás que hornear más o menos tiempo adicional. Aquí me hicieron falta unos 10 minutos más. Guíate por tus impresiones.

Como ves, primero hemos de hornear la base y luego terminar la receta. De lo contrario la base se quedaría blanda, sin fuerza y el resultado sería desastroso.

La paleo pizza es una especie de alivio para quienes hacen paleo dieta pero echan de menos platos que solían comer anteriormente. También es una alternativa en caso de que tengamos invitados a comer. No abuses de este tipo de recetas que llevan un alto contenido en frutos secos. Personalmente no suelo hacerla con mucha frecuencia. Aunque está muy buena, disfruto más con otros platos que me resultan más sabrosos y auténticos. A pesar de la sencillez de elaboración de la paleo pizza, me quedo con cosas aún más fáciles como un salteado de verduras, una ensalada o carne a la plancha.

Anímate a crear tu propia pizza con pimientos troceados, salmón en rodajas o carne picada, por ejemplo.


¿Necesitas aceite de coco?

lunes, 20 de mayo de 2013

Regla 3. Muévete frecuentemente a un ritmo lento.


La tercera de las reglas primitivas es una de las que hacen referencia al beneficioso, saludable y sobrevalorado ejercicio. ¿Sobrevalorado? Sí, sobrevalorado. Es verdad que es necesario, pero dentro de unos límites razonables. Ejercitarse como una mula simplemente nos llevará a arrastrar un estrés crónico y a un síndrome de abstinencia cuando no se pueda practicar.

Pasarse del ritmo de pulsaciones que nuestro cuerpo debería llevar tiene una serie de efectos negativos. El primero de ellos es que se dispara el cortisol, conocido como "la hormona del estrés". Evolutivamente esto se entiende ya que su función es, ante una situación de peligro, enfrentar el debate "lucha o huida" (¿me enfrento a este animal o salgo por patas?). En este caso, su utilidad es clara, pero no lo es cuando esto ocurre frecuentemente. ¿Te imaginas vivir enfrentándote a terribles depredadores 2 veces al día? Demasiado trabajo. Respeta a tus hormonas. Ellas te quieren. Igual que con el cortisol, hay una serie de desequilibrios hormonales que pueden acabar por desbaratar tu salud si se siguen produciendo.

El sobreentrenamiento está más que demostrado. Aunque puede darse por diversos factores, generalmente es un exceso de tiempo y/o de intensidad dedicados a una actividad deportiva durante un periodo más o menos largo. Es una barrera para avanzar en cualquier deporte, limita nuestra vida diaria, afecta negativamente al sueño y desgasta nuestros músculos y huesos porque estos no tienen tiempo de recuperarse de los estímulos a los que se someten.

Si pensamos en nuestros antepasados paleolíticos, no se dedicaban a correr maratones por amor al arte, ni se metían a clases de ciclo 5 veces por semana o hacían entrenamientos de fuerza. Podían correr largo tiempo, por ejemplo, pero solo si lo necesitaban o si era parte de su actividad social/lúdica en un algún momento. Lo ideal en las actividades aeróbicas es mantenerlas más o menos constantes y hacerlas todos los días pero sin presionarnos. A estos efectos, caminar es probablemente la mejor de ellas. El ritmo cardíaco que alcanzamos al andar es saludable para nuestro corazón y además nos hace sentir bien. Deberíamos andar más de lo que lo que lo hacemos en la actualidad. Esto pasa por evitar los ascensores y escaleras mecánicas en la medida de lo posible. Si al principio te parece demasiado, sube sólo un piso andando y el resto en ascensor. Añade otro piso más cada semana.

Practica natación, haz algo de bicicleta o de carrera de vez en cuando, pero nunca dejes que lleguen a ser estresantes para tu cuerpo o  mente. Lo ideal es que nos movamos sin llegar a superar el 75% de nuestras pulsaciones máximas, manteniéndonos por encima del 50% cuando hacemos ejercicio. Para calcular las pulsaciones máximas hay un montón de fórmulas distintas, todas aproximadas. Intenta acumular, a lo largo de una semana, unas 2 o 5 horas de ejercicio de baja intensidad.

En mi caso, suelo caminar bastante. Siempre lo he hecho. Cuando vivía en casa de mis padres (e incluso cuando voy ahora de visita), si el clima lo permitía, solía ir andando al centro del pueblo, que son unos 20 minutos. Cuando vivía en Madrid usaba el metro pero sólo si era necesario. Para recorrer una distancia de 2 o 3 estaciones no solía cogerlo. Ahora, en Londres, la bicicleta es mi mejor amiga. Cada día la utilizo unos 40-50 minutos para desplazarme a un ritmo tranquilo y así, además, disfruto del trayecto. Los ascensores no suelo usarlos excepto si hay que subir muchos pisos, si es tarde (para no molestar), si llevo mucho peso o si estoy muy cansado. Actualmente vivo en el equivalente a un 2º sin ascensor y nunca es un problema subir.

No dejes que las circunstancias te impidan "moverte frecuentemente a un ritmo lento". No necesitas una ropa especial ni tiempo extra. Aprovecha el descanso del trabajo para dar un pequeño paseo, coge el bus una parada más atrás (incluso puede que consigas un sitio mejor si va más vacío) o más adelante, levántate del ordenador con frecuencia (para cambiar de canción, hacerte un café, ir al baño...) y camina mientras hablas por teléfono o, al menos, ponte de pie.


viernes, 17 de mayo de 2013

Receta fácil y dulce: bombones de chocolate paleolíticos


El otro día hice unos bombones para mis compañeros de trabajo. Ha sido mi forma de decir adiós después de varios meses trabajando juntos. Quería prepararles algo al estilo de "el raro de Carlos", pero que lo disfrutasen. La receta original está sacada de aquí (en inglés). Aunque la he hecho casi igual, voy a explicar mi procedimiento. He de decir que el resultado es mucho mejor de lo esperado y los bombones quedan de morirse. Como siempre, esta receta es muy fácil de hacer. Y los bombones son estupendos para cualquier ocasión como esta. Las cantidades utilizadas son bastante grandes porque quería hacer un buen lote, que mis niños no pasen hambre.

Ingredientes:
· 300ml de aceite de coco.
· 150ml de cacao puro (sin aditivos) en polvo.
· 75ml de xilitol.
· 2 cucharaditas de extracto de vainilla (opcional).

En lugar de xilitol puedes usar otro edulcorante si quieres, pero que sea natural, como miel o jarabe de arce auténtico. Las medidas las he puesto en volumen en lugar de peso porque así podemos usar el mismo instrumento para todos los ingredientes.

Vas a necesitar unos moldes pequeños. Sirve una cubitera, moldes para magdalenas pequeñas o, como yo lo hice, con unas tazas estrechas o vasos, llenando solo un poco el fondo. Si tienes pequeños moldes de silicona, es la mejor opción. La silicona no es un plástico y por lo tanto no tiene sus inconvenientes. Lo ideal es que metas los moldes en el congelador al principio para que estén fríos al rellenarlos. Así terminarás antes y se desmolda con más facilidad.

Preparación:
1. Derrite el aceite de coco pero sin calentarlo demasiado.
2. Mezcla el aceite y el xilitol con una batidora. Tendrás que hacerlo durante un rato largo para que se mezclen bien. 
3. Añade el cacao y sigue batiendo.
4. Añade la vainilla o cualquier otro condimento que desees, como menta o canela y sigue batiendo un poco más.
5. Rellena los moldes y mételos en la nevera o, si lo prefieres, en el congelador. Aunque los pongas en la nevera estarán listos en menos de 1 hora.
6. Si has usado tazas o vasos como moldes, presionando sobre un lado es probable que puedas sacar los bombones. Si se te rompe alguno simplemente caliéntalo de nuevo y vuelve a enfriarlo.
7. ¡Buen provecho!

Supongo que en esta ocasión tampoco está de más decir lo de siempre: estas recetas son un capricho puntual, no abuses de ellas.

Una vez terminé se me ocurrió que en el fondo de los moldes pude haber puesto unas nueces. ¡Para la próxima! Mmmmmmmm.


Feliz Día das Letras Galegas.

jueves, 16 de mayo de 2013

Final de otra etapa

Ayer, día 15, fue mi último día de trabajo en el restaurante. Después de haberlo pensado, he decidido terminar con ello. No he escrito nada hasta el momento porque mi familia y algunas personas de mi entorno no lo sabían. Tampoco lo saben todavía algunas personas a las que quiero. Ahora estoy unos días de ¿vacaciones? en Galicia. He preferido esperar a llegar para dar la noticia.

Esta decisión ha sido voluntaria. A pesar de que he sido muy feliz en el restaurante hasta el último día y que he conocido a gente estupenda, no creo que deba seguir haciendo lo mismo por mucho tiempo. No tengo ganas de ver los años pasando en el mismo sitio. Allí ha habido una serie de cambios y decidí que también era mi momento para cambiar. En cuanto vuelva a Londres buscaré un nuevo trabajo, aunque siga siendo en hostelería. Lo importante es el cambio, la actividad. Afortunadamente sigue habiendo montones de empleos en la capital británica, así que no es motivo de preocupación. Me quedo contento de haber podido desarrollar mi trabajo de la mejor manera posible, con unos compañeros geniales, todos distintos. He aprendido mucho y no me voy con las manos vacías, sino con la mochila llena. Desde aquí quiero darle las gracias a todos los que estuvieron a mi lado, aunque probablemente ninguno de ellos llegue a leer esto (casi ninguno habla español). Y espero que sigan siendo tan nice nice  (¡grande Kaoru!) como siempre. ¡Adorables, todos! Bueno, a ellos les digo que son todos unas putas, pero es que ya me conocen. Definitely. No me he despedido del muchacho al que Basia y Giulia llaman mi boyfriend, pobrecico. Espero que cuando lo vean de nuevo pidiendo un take out se acuerden de mí y se miren una a otra con pillería. Y que me recuerden también los chicos de la cocina, cuando vean pedidos con 3 "no" como solían ser los míos: "no sauce", "no rice", "no dressing". Y, como no, que se acuerden todos cuando haya que llevar cajas pesadas. Ja ja ja.

Estos días seguiré escribiendo un poco, tanto de aquí como de allí. ¡Gracias por leer!

miércoles, 15 de mayo de 2013

Primer proyecto, terminado



El primero de los 3 proyectos que tenía hace poco en mente, el más corto de ellos, está terminado. Entre unas cosas y otras, al final, me ha llevado más de lo esperado. A veces la falta de tiempo, otras veces de inspiración, han sido las razones más frecuentes. Ni quiero perder horas de sueño ni forzar algo que no fluye.

Este proyecto, en realidad, no es nuevo. Es algo que vengo haciendo desde hace mucho. Se trata de una selección y mezcla musical. Algo así como una sesión de DJ pero con postproducción. Vale... No sé si lo he liado más o queda claro, así que mejor dejo un enlace para que lo escuches: "Thanks! 2012. Versión de una sola pista".

Además de la nutrición, la música es otra de mis grandes pasiones. Esto que he bautizado con el absurdo nombre de "Thanks" se remonta al año 1999, cuando hice la primera versión. Por aquel entonces, con un ordenador "patatero"y un diminuto disco duro, no había mucho que pudiese hacer. Por fortuna me sobraba tiempo libre y así salió adelante esa primera versión, con más ilusión que calidad. Al año siguiente lo volví a hacer, por segunda vez, con un par de temas más y una calidad ligeramente mejor.

Durante mucho tiempo dejé de hacer estas sesiones, pero con el paso de los años veía que, a pesar de lo rancio que sonaba, me gustaba volver a poner estos CD, revisarlos y disfrutar de la idea que significó crearlos: agradecer al año que terminaba la música que había dejado. En 2011, finalmente, decidí reanudar la serie, haciendo la selección correspondiente a 2010. Siempre espero a que termine el año porque nunca se sabe cómo pueden acabar las cosas y no me gusta cuando a mediados de diciembre sacan en televisión lo mejor del año. ¿Acaso lo que queda por venir no importa? En 2011, con un ordenador mucho mejor, más conocimientos, pero menos tiempo (nunca se puede tener todo) volví a mezclar de esta manera. Me gustó. Disfruté del proceso, de la corrección y de cada vez que lo escuchaba de nuevo. Ahora, en 2013, acabo de hacer, evidentemente, el de 2012. Ha sido un poco tarde, pero no había surgido hasta ahora.

Después de todo este tiempo esta colección se ha convertido en un agradecimiento no solo a la música, sino a todo lo que el año deja y, sobre todo, de la gente con la que he compartido momentos. Es verdad que mis gustos musicales son bastante diferentes a los de casi todos mis amigos pero siempre pienso en ellos cuando estoy en medio del proceso. Creo que dar las gracias es algo muy importante, no algo banal y automático. Ojalá pudiera darle al mundo todo lo que la vida me da a mi, pero me conformaré de momento con aportar esta pequeña creación.

Si te quieres bajar una versión para añadir a iTunes, al móvil, iPod, Winamp, dispositivo Android, Windows Media, etc. te dejo otro enlace con las pistas separadas. Viene con sus portaditas to monas (ya sé que no es bonita, pero tiene más de una década, ¡perdona!), con los títulos de las canciones y el resto de etiquetas correspondientes. La reproducción ha de ser continua o no tiene sentido. Puede que necesites elegir la función "reproducción sin pausas" en tu reproductor. En los iPhone o iTunes no es necesario, sino que va por defecto. Y si ves que el orden es un poco raro revisa que esté ordenado por número de pista (track) aunque esto sobraría decirlo, mireusté.

Te guste o no el resultado, los comentarios son bienvenidos.

¡Gracias!

lunes, 13 de mayo de 2013

Consejos y variaciones para la mayonesa paleolítica


Ahora que ya sabemos hacer mayonesa paleolítica sin que se corte, es el momento de dar unos consejos para mejorarla o personalizarla.

El primero de estos consejos es el de incrementar el tamaño de la receta. Una vez que la mayonesa está lista (punto "9" de la receta) podemos seguir añadiendo huevo o aceite sin miedo a que se corte. El motivo es que hemos conseguido una emulsión, que viene siendo una mayonesa como Dios manda. Una emulsión no es más que una mezcla homogénea de agua (la del huevo) y aceite. Es por eso que comentaba que se puede añadir incluso un poco de agua si no nos gusta que el resultado sea demasiado espeso.

Otro consejo que quiero dar es la respuesta a la eterna pregunta: ¿Se puede recuperar una mayonesa cortada? La respuesta es que sí. Se puede recuperar reservando la que se nos ha cortado y empezando de cero. Una vez que hayamos conseguido la nueva mayonesa, le incorporamos poco a poco la que se nos había cortado y la mezcla crecerá correctamente. Y si no queremos hacer un nuevo lote, podemos usar la mayonesa cortada igualmente. Es válida y sabe igual. La diferencia es que al cabo de un rato el agua y el aceite se separan pero podríamos usarla para aliñar una ensalada.

Una cosa que he empezado a hacer recientemente es la de añadir verduras a la mayonesa. En la foto que ilustra esta entrada verás que la mayonesa tiene un color verdoso. Para conseguirlo he picado unas hojas de espinaca que añadido al final de la receta y luego he seguido usando la batidora hasta conseguir la mezcla que se ve. Puedes hacerla también de color rojo con un trocito de pimiento (mejor tipo italiano, que es más intenso) o échale imaginación y elige otras. En el fondo del bote puedes poner una hoja de la verdura utilizada para saber qué lleva. Ten cuidado de no echar más que un poco a la mezcla puesto que las verduras contienen mucha agua y acabarían licuando el resultado. También puedes añadir algunas especias como pimentón u orégano.

Si te gusta el ajo puedes añadir un diente pequeño al final del proceso, junto con la mostaza. O si quieres darle un gusto alioli, añade unos cuantos más.

Recuerda que la mayonesa, una vez elaborada, debe guardarse en la nevera. Consúmela antes de 3 días o si no huele bien. Si ves que se forma una capa un poco más oscura en la superficie no pasa nada, confía en tu olfato.

Desde luego en las cavernas no comían mayonesa, pero es un placer incorporarla a nuestros platos sabiendo que es casera, sana y deliciosa.

Enjoy!

sábado, 11 de mayo de 2013

Receta de mayonesa paleolítica ¡que no se corta!


La mayonesa es una salsa básica que tiene cabida en la dieta paleolítica. Es muy útil tenerla a mano para acompañar ensaladas, carnes, pescados o mariscos. Voy a explicar cómo la hago para conseguir que no se corte e incluyendo solo ingredientes paleolíticos.

Necesitamos:
-1 huevo.
-aceite.
-1 cucharadita de mostaza en polvo.
-batidora de mano, de las que tienen pie, no tipo americana ni tampoco de montar nata.
-recipiente alto y estrecho para usar con la batidora sin que se derrame.



Con respecto a los ingredientes básicos, elige huevos orgánicos o al menos camperos; el aceite  es mejor el de oliva virgen extra (aunque hay a quien le resulta muy fuerte para la mayonesa) y la mostaza no es especialmente fácil de encontrar, así que hazte con la mejor que puedas.

Cómo prepararla:
1. Lava bien el huevo para eliminar residuos de la cáscara.
2. Consigue que el huevo y el aceite estén a temperatura ambiente.
3. Echa el huevo (sin cáscara, evidentemente) en el recipiente, que ha de estar completamente seco.
4. Echa unos 50ml (o un poco más) de aceite sobre el huevo.
5. Inserta la batidora en el recipiente, tocando el fondo.
6. Enciende la batidora. Si tiene una escala del 1 al 6 opta por el 2, o así. La mía tiene I y II y la pongo al I.
7. La mezcla empieza. Pueden ocurrir dos cosas:
   a) Después de unos segundos cambia el sonido que hacen las cuchillas. Esto quiere decir que ya no se cortará. Evidentemente también cambiará la textura.
   b) Al cabo de un tiempo (pongamos 30 segundos) no hay cambios. Esto significa que necesitamos más aceite. Añade una cucharada generosa de aceite y sigue. Añade más cucharadas hasta que ocurra lo descrito en el punto "a)".
8. En este punto la mayonesa ya ha emulsionado. Aunque no esté totalmente espesa ya no se cortará. Sabes que está cortada cuando la mezcla es totalmente líquida y hay como unos puntitos de aceite que recuerdan a los que se forman en la superficie de una sopa. Si la emulsión es correcta, verás que al mezclar con la batidora un poco inclinada se forma como un montículo cremoso. Para obtener la textura deseada sigue añadiendo aceite y espesará o, si ya está demasiado espesa, puedes añadir más huevo o bien un poco de agua.
9. Cuando ya tenemos la textura deseada es el momento de añadir la mostaza y sal en caso de que así lo queramos. Opta por sal marina no refinada, que contiene muchos minerales. También es importante, en este momento, poner unas gotas de limón o de vinagre. El ácido que contienen permitirá eliminar bacterias.

En breve, más ideas para la mayonesa. ¡Me encanta!

jueves, 9 de mayo de 2013

Regla 2. Evita cosas venenosas.



Después de hablar de consumir animales y plantas, la siguiente de las 10 reglas dice que evites cosas venenosas. ¡Qué perogrullada! -pensarás- ¿Quién no evita cosas venenosas? En realidad todos nos envenenamos a diario.

Cosas venenosas que quizás no estés evitando son el café, el tabaco o el alcohol. Como todo, con moderación, no es preocupante, pero sí que lo es su abuso. Reconozco que estoy escribiendo estas líneas con una taza de café. No se puede ser siempre perfecto. Algunos plásticos también pueden ser perjudiciales.

Desde un punto de vista más natural, clasificamos las sustancias venenosas mediante nuestros sentidos. Si algo es especialmente amargo suele significar que no deberíamos comerlo. Lo mismo ocurre con aquello que huela mal. Algunas sustancias naturales, no obstante, pueden ser dañinas. Es el caso de los cereales. Aunque no causan un perjuicio directo, sí que es preocupante cómo pueden afectar a nuestra salud a largo plazo, por ejemplo, produciendo el llamado síndrome del intestino permeable. Al igual que las legumbres, son una fuente de antinutrientes que atacan a nuestro organismo, lo debilitan y le quitan fuerzas. Piensa en comer cereales crudos y entenderás todo esto. Aunque tampoco la carne cruda resulte apetecible, es más una cuestión cultural que de la propia naturaleza.

Otros venenos incluyen los conservantes sintéticos, los químicos de los alimentos procesados o los pesticidas de los vegetales convencionales. También hemos de destacar el azúcar, que provoca una respuesta excesiva de producción de insulina en el cuerpo, lo cual lo hace desequilibrarse durante ese tiempo. Los antibióticos presentes en la carne no orgánica son también preocupantes en este sentido. Igualmente aquellos medicamentos que consumas. En realidad, son una droga, un resultado de un proceso de laboratorio, una sustancia artificial. Cuantos menos medicamentos consumas, mejor para ti. Ahorrarte un día de resfriado o tener mejor salud a largo plazo es una elección que está en tu mano. Lo que no te mata te hace más fuerte. Y, si no, que se lo digan a Kelly Clarkson:



martes, 7 de mayo de 2013

Regla 1. Come un montón de animales y plantas.



La primera de las 10 reglas de Grok dice que has de comer un montón de animales y plantas. No suena muy bien eso de llamarle "reglas" a algo que en principio ha de ser natural y flexible. Estas existen simplemente para que nos resulte más sencillo hacer un esquema mental. Verás que en el fondo son muy sencillas.

"Comer un montón de animales y plantas" es la base de la dieta paleolítica. Es lo que se ha comentado en estas líneas muchas veces. Hay quien se refiere a la paleodieta como "la dieta esa en la que se come sólo carne". Esto es totalmente erróneo. Aunque la carne se encuentra en su base, también lo están el pescado o huevos, por ejemplo. Justo después vendrían las verduras y luego las frutas, puesto que el aporte nutritivo es equiparable pero las segundas incluyen más azúcar. Es importante recalcar que una paleodieta sin generosas raciones de verdura no es paleodieta, sino otra cosa, whatever.

Ampliando los grupos citados anteriormente podemos incluir pollo, pavo, cerdo o ternera dentro de la carne. Cualquier corte, en principio, es bueno, siempre que provenga de fuentes de calidad. Las vísceras son especialmente interesantes y nutritivas. Curioso es el caso del hígado, que se suele rechazar porque pensamos que contiene sustancias de desecho. Aunque este órgano depura, no almacena, así que es seguro consumirlo. También el grupo de carnes podemos añadir el hueso y la gelatina. Ambos se pueden incorporar a la dieta preparando caldo de hueso, con las sobras de las comidas. Estos tejidos vienen cargados de nutrientes y aquí sí podemos aplicar aquello de "lo que se come se cría" porque al comerlos favorecemos unos huesos y cartílagos sanos.

Si hablamos de plantas, en la variedad está el gusto. Elegir verduras de distintos colores no solo alegra el plato, sino que es beneficioso para nuestra salud. Estos colores guardan relación con el contenido de micronutrientes y, por tanto, la diversidad de colores es sinónimo de diversidad de antioxidantes, por ejemplo. Elige verduras frescas y, sobre todo, que disfrutes comiendo. Consúmelas crudas siempre que sea posible, para mantener mejor sus propiedades. Y no temas elegir aquellas que no tienen aspecto de portada de revista. En la naturaleza las plantas no son perfectas, así que tampoco tienen por qué serlo en tu nevera. Además con esto colaboras a que no se desperdicie comida, ya que las unidades "feas" que nadie quiere acaban en la basura de los supermercados.

Un apartado concreto dentro de las plantas se lo merecen las frutas. Ahora, con el verano encima, consumir fruta es más apetecible que nunca. Los criterios aplicables son los mismos que para las verduras pero hay que tener cuidado con los excesos debido a su azúcar.

También los frutos secos son plantas y también tienen su sitio en la dieta paleolítica. Es un caso parecido al de las frutas en cuanto a que no debemos abusar de ellos. Un puñado de nueces, almendras o avellanas al día es lo recomendable. Piensa en el paleolítico, donde no había nueces peladas empaquetadas de las que te puedes comer 500g. Bueno, si eres capaz. Yo, desde luego, sí puedo, aunque al final acabo con un dolor de estómago que lleva al arrepentimiento. Para poder dar estos consejos he tenido que cometer muchos errores y encontrarles explicación. No estamos preparados para una ingesta masiva de frutos secos.

Los cereales... Sí, son plantas, pero también lo son los toxos (en español suena muy mal, lo siento) y no por ello me los como. De los cereales ya he comentado en su momento. Lo mismo ocurre con las legumbres (como el cacahuete, ¡ojo!).

La grasa es también un elemento importante en esta selección aunque no entra en el grupo de animales ni en el de plantas, sino en ambos porque cualquiera puede contener grasa que variará según la especie, corte, método de cría/cultivo, etc. En general los animales contienen más grasas saturadas que los vegetales pero es importante consumir ambos tipos porque todos son necesarios. También es importante recalcar la importancia del omega-3, un ácido graso esencial presente sobre todo en el pescado azul. Aunque sigan haciéndonos creer que no debemos consumir casi grasa, es importante que sí lo hagamos. Sobre todo hemos de prestar atención a las fuentes que usamos, ya que este tejido almacena toxinas. Elige aceite de oliva virgen extra, carne grasa de procedencia orgánica, pescado salvaje y huevos de gallinas camperas. En el caso del aceite el precio se puede cuadruplicar pero vale la pena por ser un producto que nos durará para múltiples ocasiones.

"Comer un montón de animales y plantas" no implica que no se puedan comer otras cosas pero sí que debe significar que cuando abras tu nevera no encuentres nada que contenga ingredientes. Tu salud empieza en el supermercado.


Imagen: www.organicliaison.com

sábado, 4 de mayo de 2013

Las reglas de Grok



Me encanta Mark Sisson. Me gustan sus principios, su estilo de vida, me gusta cómo habla y su actitud positiva. A sus 60 años es un gran ejemplo de equilibrio. Igualmente me declaro entusiasta de su libro The Primal Blueprint, que en algunos meses saldrá en español. Está estructurado sobre 10 normas básicas que definen la conducta paleolítica (o "primitiva", como él dice) que podemos aplicar en nuestra vida. A lo largo de los capítulos compara a Grok, un personaje tipo del paleolítico, con Korg, que es su antítesis moderna y arquetipo del individuo del siglo XXI.

Las reglas de Grok, o primitivas, se pueden consultar también en su blog Mark's Daily Apple. Hoy vamos a ver estas reglas y en lo sucesivo las comentaré con un poco de detalle y explicaré cómo las sigo y mi punto de vista al respecto. Estas son las 10 reglas:
7. Juega.

No me cansaré de recomendar The Primal Blueprint y espero que sí salga pronto en español. Es una obra muy práctica y, de alguna forma, "permisiva", ya que sigue la famosa regla del 80/20. Se trata de porcentajes y se refiere a que hagas todo lo mejor posible el 80% del tiempo y te permitas un desliz el 20% restante. Es cierto que hoy en día con todo lo que nos rodea (comida, bebida, tecnología, transporte, etc.) es casi imposible cumplir al 100%. Además debemos añadir el componente social de nuestras vidas. La regla del 80/20 nos libera de ese estrés y hace que una vida paleolítica sea posible en el mundo moderno. Mark también propone (que no obliga) la cetosis inducida en caso de que consideres que te puede beneficiar. Sin embargo recomienda no quedarse en este estado metabólico, sino únicamente alcanzarlo en caso de que la pérdida de peso sea una auténtica prioridad.

¡Gracias por todo, Mark!


miércoles, 1 de mayo de 2013

Receta paleolítica: florecillas de pimienticos


He querido evaluar si los huevos me sientan bien o no, puesto que vuelvo a tener dudas. Los he eliminado durante dos semanas y los he incorporado de nuevo sin problemas. De momento. Así como el otro día me dio por preparar tortitas de coco y de plátano, también me ha dado por probar una receta de la que un amigo me habló hace tiempo. Se trata de unas flores de pimientos que una señora le recomendó en el mercado. Y aunque hace años de ello, no las había hecho hasta ahora.

Necesitamos pimientos y huevos. Es mejor que los pimientos sean grandes, para que el resultado sea más bonito. Lamentablemente no pude encontrarlos orgánicos así que al menos los compré de origen España, ¡coño!


Simplemente tienes que cortar los pimientos en rodajas de 1 a 2 cm, según lo grandes que sean. A mayor tamaño, menor deberá ser la altura de la rodaja. El propósito es que quepa un huevo dentro.


Calienta un chorro de aceite en la sartén. Yo sigo recomendando el de coco si lo tienes a mano. Coloca las rodajas de pimiento y a continuación echa el huevo dentro. Una pequeña cantidad de la clara se derramará por el fondo, inevitablemente. Si la sartén está bien caliente, cuajará al momento, así que se contendrá automáticamente.



Te recomiendo que las cocines tapadas para que se hagan antes. Yo no lo he hecho y eso ha provocado que se quemen un poco por abajo para que la parte de arriba quede cocinada. Para que veas la diferencia, la flor verde está puesta del revés y se aprecia que se ha tostado demasiado, mientras que la parte superior está perfecta. Además los pimientos que elegí son un poco pequeños y eso complica la cocción debido a que la altura de cada rodaja ha de ser mayor.


En la foto, las florecillas de pimienticos están cubiertas con un chorrito de aceite de oliva y acompañadas de aguacate con pimienta negra molida. Además he puesto un poquitín de perejil rallado.