domingo, 27 de octubre de 2013

Un par de ideas paleolíticas para disfrutar de Halloween



Ya quedan pocos días para la terrorífica y divertida noche de Halloween. Haciendo paleo no tenemos porqué modificar nuestras costumbres pero siempre es agradable hacer algo diferente, tomar alternativas, improvisar e intentar cosas nuevas. Ya que esta fiesta no es especialmente gastronómica, no necesitamos consejos en este sentido, pero ahí van unas cuantas ideas.

Si preparas algo en tu casa piensa que puedes acompañarlo con una pequeña actividad física. Las típicas fiestas de rock and roll y alcohol están muy bien, pero ser original suele funcionar mejor. Puedes organizar juegos como el Twister o incluso el escondite, que con los invitados vestidos de vampiros y zombies puede ser de lo más divertido. Así te mueves a un ritmo lento y también juegas. Otras alternativas son los videojuegos sociales, como los que permiten cantar. Puedes preparar una lista temática para la ocasión. Incluso te puedes atrever a recrear videos musicales, en cuyo caso no puede faltar Thriller. Lo importante es compartir el evento y disfrutar con otras personas, como manda la paleovida.

En mi pueblo (aunque cada vez menos) durante los carnavales, los niños se disfrazan de choqueiros (disfraz improvisado con ropa vieja) y van a pedir filloas por la aldea. En América, como vemos en las películas, piden caramelos en Halloween. Como adulto, seguramente no te resulte muy lógico actuar así, pero ponte del otro lado e imagínate las risas si alguien llega a tu puerta con esa facha. La idea es, por tanto, aprovechar para visitar a algún conocido llevando tu disfraz, o bien ir a hacer tus compras de esa manera. ¡Sal a la calle aprovechando la ocasión! La idea aquí es dejarse llevar, mejorar el humor, la autoestima y el bienestar general. Es cuestión de atreverse y verás que vale la pena.

Ya sé que he dicho que no es una fiesta gastronómica, pero es imprescindible rendir homenaje a la reina del evento: la calabaza. Si quieres crear tu propia calavera-calabaza, tendrás que cortar horizontalmente la parte superior, haciendo una especie de tapa. Corta sin miedo, con un cuchillo, incluso aunque parezca que estás sacando un trozo demasiado grande. Piensa que este fruto tiene una corteza gruesa y es mejor pasarse desde el principio que tener que hacer un segundo corte. A continuación, y ayudándote de nuevo con el cuchillo, saca todo el relleno de la calabaza y resérvalo. Finalmente, puedes cortar un lateral dándole forma de ojos y boca, y sólo faltará que pongas una vela encendida en el interior y tapes de nuevo si el tamaño lo permite. Con el relleno que habías sacado (y aquí llega la parte culinaria) puede que ocurran dos cosas diferentes, según la naturaleza de la calabaza que hayas elegido. La variedad más típica está rellena prácticamente de pepitas y nada más. Estas pepitas se pueden tostar al horno con sal espolvoreada por encima, a unos 120-150ºC durante 1-2h, hasta que estén bien doradas. Si además es una calabaza carnosa puedes aprovechar para preparar un puré. Es tan sencillo como hervir el relleno cortado en trozos (más bien pequeños) durante unos 20 minutos, con la cantidad de agua suficiente para cubrirlo y acabar pasándolo por la picadora en cuanto lo saquemos del fuego.

¿Tienes más ideas? ¡Deja un comentario y puede que a alguien más le sirvan!

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