sábado, 20 de abril de 2013

Elegir una dieta



Trabajar en un restaurante te hace encontrarte con las dietas de otros. Probablemente la más habitual es la vegetariana, dentro de sus variedades.

Recibo a diario varios clientes de la India (en Londres hay muchísimos inmigrantes de este país). Son un claro ejemplo de este tipo de dieta. Tampoco suelen consumir huevo y muchos rechazan las setas. Supongo que no consumen setas porque no son estrictamente vegetales, sino que pertenecen a otro reino: el de los hongos. Dicho así, puede que a cualquiera le suene asqueroso, ¡pero hay que ver lo buenas que están! Además de ser vegetarianos, los indios también tienden a pedir platos muy picantes.

Recientemente he visto hasta 3 casos aislados de vegetarianos que consumen pollo. Como en el caso de los indios, me parece respetable su elección, pero nunca antes había oído algo semejante. Cuando vino el primer caso me pareció raro y simplemente pensé que sería alguien "especial". Después de 3, ya algo ocurre. Le di vueltas bastante tiempo y también pregunté a una amiga vegetariana que igualmente no encontró explicación. Dentro de las múltiples variedades de vegetarianismo, esta podría ser una más, desconocida por mí.

Hay otra clase de dieta que es la de "me pongo tó cerda pero con Coca-Cola Light" (o Diet Coke, ¡ea!). No puede ser que quites el azúcar de la Coca-Cola para pedir un extra de salsa de curry sólo porque es gratis. He de decir que ese extra es del tamaño de una taza de desayuno, ¡casi nada! Este sí que no es un caso aislado, sino bastante frecuente. A favor de su elección juega que el azúcar de las bebidas no se suele contar pero es realmente elevado. Tampoco quiero criticar la sustitución azúcar-edulcorante del refresco, simplemente sorprende esta combinación con la de la comida. Por supuesto sigo sin recomendar consumir edulcorantes, simplemente lo enfoco desde el punto de vista "estándar". Los vegetarianos que comen pollo siguen ganando el partido.

Volviendo a las nacionalidades, o más bien a la procedencia, me llaman bastante la atención los asiáticos. Al contrario que los europeos en general, los orientales tienden a moderarse en el consumo de comida, y da igual de donde provengan. No es solamente que pidan un único plato, sino que además paran de comer cuando ya están satisfechos. A menudo me pregunto si está motivado por algún tipo de condición genética o si es por su educación o su tradición.

Hasta ahora no me he encontrado a ningún paleo, aunque sí hubo una vez una pareja que me comentó que no consumía carbohidratos. Rechazaron el sushi con arroz por ese motivo y optaron por el tataki y sashimi, que son sin arroz. Quizás eran paleo, o hacían dieta Atkins, o la Dukan, o quién sabe. En todo caso, ser paleo no implica evitar los carbohidratos y hay muchas alternativas para cada persona, incluyendo quien consume arroz aún sin ser éste estrictamente paleolítico. También tuve hace poco un australiano que lucía con orgullo su camiseta de crossfit, que venía practicando desde hacía 6 meses. Esta disciplina es un tipo de entrenamiento que busca la mejora de todas las capacidades del deporte, no sólo fuerza o resistencia sino también agilidad o velocidad y está muy relacionada con la paleodieta, de forma que es habitual que alguien siga las dos corrientes simultáneamente. Esto es porque las considera, respectivamente, una forma natural de entrenar y una forma natural de comer.

Al final, en un restaurante, no es donde se ve la forma concreta en la que come una persona. Cuando comemos fuera, generalmente no forma parte de una rutina y, por tanto, tampoco se le puede considerar parte de la dieta. Lo que de verdad importa es lo que uno lleva en la cesta de la compra. Y eso sí que es llamativo. Viendo lo que circula por la cinta de la caja del supermercado nos podemos imaginar a la persona que está al final de esta, esperando a llenar sus bolsas. Y ya no hablo de paleodieta o de ninguna dieta en particular, sino que cuando vemos que la mayoría de los productos son precocinados, aperitivos o de baja calidad, podemos esperar que quien se los lleva no es modelo ni deportista. Conozco el caso de dos personas que son amigos íntimos y cuando vienen a mi restaurante piden exactamente el mismo plato con la misma modificación, pero sus cestas de la compra y sus costumbres no se parecen en nada. Ambos coinciden en su pedido como parte de la confianza que les une pero en su día a día uno hace deporte, elige bien su compra y es constante con sus comidas mientras que el otro sale de fiesta días alternos (nada en contra de ello), sólo compra productos precocinados y no se molesta en revisar la calidad de su cesta.

Por último, si alguien puede aclararme alguna de las dudas de arriba, agradezco su comentario.


1 comentario:

  1. No he podido evitar asombrarme ante lo del vegetarianismo. He visto variantes con pescado y el caso de los "flexitarianos" (no como carne, pero si estoy en tu casa me adapto). También puede ser conflicto de intereses: yo tiendo al vegetarianismo pero considero más saludable lo paleo, y te puedes imaginar el conflicto ético que me supone.

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