sábado, 2 de febrero de 2013

¿No es esto un poco caro?

Uno de los argumentos en contra de la dieta paleolítica es que resulta muy caro llevarla a cabo. Vamos a dar una serie de respuestas y también unos consejos para ahorrar.

· No se trata de un plan para perder peso o de una fotodepilación para tener buen aspecto de cara al verano. Es algo permanente y cuyo eje central es la salud, no la estética. Personalmente, pondría precio a mi estética, pero no a mi salud.

· Los alimentos que consumimos en ella, son comida de verdad, no meros sucedáneos. Es verdad que los cereales y las legumbres son muy, muy económicos. Así como salvaron del hambre a muchas generaciones, puede que salven también a la nuestra. Pero no nos engañemos y dejemos de considerar de una vez que son nutritivos.

· Un presupuesto es siempre cuestión de prioridades. Como comentaba, la salud debería ser uno de los primeros. Lo que gastes de más en una dieta apropiada te lo ahorrarás en medicamentos, tratamientos de belleza (mejorará tu piel, por ejemplo), y quién sabe qué más. Y sentirse bien es otra cosa que tampoco tiene precio. Lo de no ponerse enfermo para trabajar puede ser una ventaja o un inconveniente según para quién. Si te gusta cogerte bajas médicas para cuadrar los puentes, mejor sigue la dieta de la alcachofa, que dicen que la del cucurucho no vale.

· Aunque parece un contrasentido, cambiar comida "cara" por otra "barata" sí es ahorro. Me explico con un ejemplo. Cuando vas a un restaurante y comes con pan y terminas con un postre que contiene mil kilos de azúcar, acabas sin hambre... Hasta que pasan dos horas. No sé tú, pero yo me comería una vaca entera después de eso, igual que cuando visito a mi madre por vacaciones (con la diferencia de que la comida de mi madre no tiene precio) y como 4 tipos de bizcochos durante la sobremesa (sic). Si en lugar del ejemplo anterior eliminamos el pan y elegimos un postre paleo (por ejemplo, una pieza de fruta), nos sentiremos bien aún más tarde. Así, si elegimos comer un filete con patatas es posible, a menudo, cambiar las patatas por ensalada sin que nos incremente el precio. Es verdad que cuando comemos fuera lo que nos apetece es "ponernos hasta arriba" y a lo mejor esto parece surrealista. Todo dependerá de si lo hacemos con frecuencia y a qué lugares vayamos. A veces, si pides una fruta de postre, te pueden mirar con cara rara. En cierta ocasión, comiendo con mi amigo Chema en el Vip's de Neptuno, pregunté qué fruta tenían. Me enseñaron, creo, un plátano, una naranja y una manzana que daban penica. Creo que estaban allí desde que abrieron el restaurante, no esa mañana, sino hace años. Por suerte, mi amigo, que conoce mis manías, me dijo "que chunga eres, tía", y nos reímos. Semo asín. Agradecí a la camarera y creo que finalmente no tomé postre. Cerrando el ejemplo, si en tu casa preparas una tortilla de pimientos y un día la acompañas con pan pero otro día la acompañas con ensalada, es probable que el día de la ensalada no comas nada más en horas; no lo necesitarás. Dudo que ocurra lo mismo el día del pan. Mmmmmm, tortilla de pimientooooooos.

· La forma de vida paleolítica, a medida que se va tomando, muchas veces sin querer, nos permite también disfrutar de cierto ahorro. Ser paleolítico implica que nos fijemos más en nuestras necesidades que en nuestros deseos. Ahorrarnos 40 euros en un pantalón que no necesitamos, nos puede hacer cuadrar nuestro presupuesto. Todos tenemos vicios y deseos, pero si nos observamos, podemos eliminarlos sin tanta dificultad.

Los consejos de ahorro, muy pronto.

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