sábado, 26 de enero de 2013

Reflexiones sobre el mundo moderno

Visitando un foro leo el comentario de una persona que empezó a hacer paleodieta para perder peso. Se sorprendió de que dejó de tener ataques de asma que venía padeciendo desde que tenía 7 años.

La redacción de entradas de este blog me genera muchos pensamientos y le doy vueltas a un montón de cosas continuamente. El caso anterior, junto con otros, me hace recordar cómo nos hemos alejado de lo que deberíamos ser. Al disponer de herramientas para todo (desde zapatos para caminar a ordenadores para múltiples tareas) y poseer la inteligencia que nos caracteriza y ha permitido crear esas herramientas, parece que simplemente nos creemos superiores. Nos olvidamos de que biológicamente seguimos siendo animales. ¿Cuántas personas habrá en situaciones similares al caso anterior, atadas a una enfermedad etiquetada como crónica? Dudo que los animales hagan como nosotros y soy más de la idea de que rechazarán cualquier comida que no le vaya a sentar bien. Ellos están sintonizados con la naturaleza. Su cerebro, su cuerpo y el ecosistema en el que viven, son distintas partes de un todo. En el hombre, el cerebro ha pasado a ser el que dicta las órdenes de lo que desea, independientemente de lo que realmente necesita. El cuerpo, depende de cada individuo: algo inútil, algo con lo que triunfar, algo que mejorar, algo que detesta, algo que no entiende, etc. Y el ecosistema ha pasado a ser un conjunto de cubículos (casa, trabajo, bar, gimnasio, tienda) que se comunican entre ellos a través de otros cubículos (coche, metro, autobús).

En cuanto a la alimentación como tal, hemos creado alimentos gracias a esa inteligencia superior. Ahora tenemos alimentos que son más nutritivos y sanos que nunca. ¿Seguro? Nadie duda de que ciertos procedimientos que permitan conservar los alimentos son un gran avance. Entre ellos podemos citar la congelación o la deshidratación. En general, se pueden considerar fiables. Pero otros procesos como la hidrogenación de las grasas (crear grasas trans), "enriquecer" productos, eliminar grasa, refinarlo todo... ¿Acaso la naturaleza no es lo bastante sabia como para crear alimentos de una calidad suficiente? Nos estamos acercando demasiado a ser Dios. Independientemente del debate de si la leche debe ser consumida o no, este producto es un gran ejemplo de ello. Ya dije anteriormente que al eliminar la grasa se elimina también la absorción de otros nutrientes de la leche. Pero parece que a nadie le importa. Eso sí, por si acaso, le añadimos más nutrientes... que no se absorberán. ¿Círculo vicioso? Lamentablemente, esto es algo sobre lo que no hay debate. Todo médico o científico del campo de la nutrición sabe de sobra que sin grasa hay micronutrientes que no van a ningún lado porque son liposolubles (se disuelven en grasa, pero no en agua). Es exactamente el caso de intentar mezclar el agua con el aceite.

Relacionado con todo lo anterior hay otro caso más sangrante. Insisto en que no quiero reabrir el debate de la leche pero vuelvo a decir que es un caso ilustrativo. Nos dicen que debemos consumir leche. Se nos cuenta que la necesitamos. ¿Por qué? Porque como somos inteligentes, podemos obtenerla. El resto de los animales, como no son inteligentes, no saben cómo conseguirla, así que viven sin ella. Ahora sí que empiezo a pensar que estamos locos. Quizás se deba a que somos demasiado inteligentes y ya nos hemos pasado de la raya.

Es verdad, basamos las recomendaciones dietéticas en una supuesta lógica que no es tal. Decimos que tenemos que consumir más de la mitad de las calorías de hidratos de carbono simplemente porque ofrecen energía rápida. La lógica es que así tenemos energía siempre disponible. El problema es cuando esa energía se almacena alrededor del ombligo a lo largo de los años y deja de ser energía rápida a ser un almacén permanente. ¿Es esto lo bastante gráfico? Pues hay infinidad de ejemplos sobre esas supuestas recomendaciones "lógicas". La mejor es la de que si comes grasa acumularás grasa... por eso le quitamos la grasa a la leche, otra vez. Por supuesto que es lógico pensar que la grasa acumulada procede de la grasa ingerida pero la realidad es bien distinta. Sé que no es la primera vez que toco este tema ni será la última y prometo una explicación satisfactoria a todo ello.

Por último, hay algo que me parece especialmente sangrante. En toda esta desvinculación con lo natural, nos encontramos con los adorables bebés gorditos. ¡Son tan monos! A todos nos parecen una preciosidad. Pero un bebé gordo no es un bebé sano, no. Ni sano ni natural. ¿Cuantos cachorros de perro amamantados por su madre has visto gordos? Ya no perros adultos, porque les damos una dieta que tampoco es natural para ellos. No, no y no. Un bebé gordo es un potencial niño con problemas, un adolescente que padecerá mofas y un adulto con varias afecciones. Para rematar, se insiste en que se les alimente con unos polvos que vienen en un bote y que es mejor eso que darles el pecho. Si la madre así lo elige o si las circunstancias lo sugieren, un biberón puede ser válido, pero es indudable que la leche materna es insuperable en la práctica totalidad de los casos. Estamos cambiando las piezas que traía de fábrica nuestro coche y estamos acabando por "tunearlo" salvajemente.

Seamos más paleolíticos. Solo un poquito. O al menos más coherentes.

1 comentario: